La Habana, enero/2013
Lic. Edilio Javier
Hernández H.
Últimamente en nuestro país, se está oficializando la falta de
vergüenza, de dignidad y el eterno inmovilismo en formas de eventos y premios.
Da lo mismo un congreso de Abogacía, (cuando se sabe cómo y cuanto se pliegan
la mayoría de nuestros abogados, jueces y fiscales), un taller de la Fiscalía
General (graciosamente denominado “justicia para todos”, sobran los comentarios),
o los famosos Premios Anuales a figuras olvidadas, recicladas y
convenientemente reconocidas, (lo más triste es que todos lo reciben con
tremendo “honor”).
Uno de los famosos premios se lo
otorgaron recientemente a un intelectual, por su obra periodística, no importa
su nombre, aunque si el del premio, nada más y nada menos que “Premio de la
Dignidad”. Realmente no puedo describir lo que sentí en ese momento. Que nos
hayan manipulado y adoctrinado tantos años hasta el extremo que muchos no sepan
definir las ambiguedades en los conceptos de patria, revolución, nación,
socialismo, igualitarismo, o cual es el límite o diferencias entre discrepar,
protestar, disentir, oponer, modificar, mejorar, se aceptan hasta cierto punto.
Pero la Dignidad, la Vergüenza, la Libertad, son conceptos tan claros,
precisos, tan inherentes al hombre, que no ameritan comparación y análisis
alguno.
En estos días de conmemoración y homenaje por todo el país a nuestro José
Martí, he recordado a este héroe
releyendo parte de su obra, incluyendo
pasajes y crónicas desde New York, convenientemente tapiadas y clasificadas,
pues no se imparten en las carreras universitarias de Periodismo ni de Derecho,
y confieso que algunas las desconocía, por lo cual, cada vez me asombro más de
su genio y actualidad.
No deseo recordar a Martí periodista, porque los blogueros y otros
reporteros independientes tan valientes como ellos, se honran cada día en
homenajearlo. Creo que llevan en ellos el decoro de muchos
hombres.
Sí quiero reverenciarlo con nuestra labor jurídica, en aras de alcanzar
las metas y objetivos que él deseaba para todos. Desafortunadamente este es un aniversario más, donde los abogados
no hemos podido rescatar ni revertir para el indefenso pueblo cubano, algunos
de sus sueños. Por ejemplo:
1- El pésimo Estado de
derecho que convivimos.
2- No reconocimiento a la actuación profesional del abogado basado en los principios de libertad e independencia.
3- La no
intervención del abogado desde el
principio de cualquier asunto civil, administrativo, laboral, económico y penal
de
los ciudadanos.
4- El pobre salario mínimo
de los juristas cubanos.
5- El prohibido ejercicio
libre de la abogacía.
6- La no autorización de
bufetes o Asociaciones independientes.
Esperamos con ansias, nuestra dilatada legalización, por donde un grupo de buenos cubanos, deseamos contribuir a
mejorar nuestro país en un solo evento, con un lema y único tema, “Quiero que la ley primera de
nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
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