jueves, 30 de mayo de 2013

El diario en blanco... así es como los jovenes se sienten identificados con el periódico (Fotos de Néstor Kim Enriquez)

mira mira...

creo que él si lee algo...

de locura risa nada...

el diario en blanco

imposible de leer

no hay invento

Tte. Irasema lleva a @dmmelsexto citacion oficial a la Unidad de Zapata y C, donde se le dara "toda la informacion que necesita" #PNRinepta

El “proceso secreto” contra el artista del grafiti El Sexto


Miércoles, Mayo 29, 2013 | Por  Ernesto Santana 
publicado en Cubanet

 En sus ya cinco años como artista del grafiti, Danilo Maldonado, El Sexto, ha pasado por detenciones arbitrarias y violentas, incautación objetos personales, amenazas y otros abusos, pero no ha dejado de estampar sus obras por toda La Habana.
La Seguridad del Estado lo ha secuestrado incluso para llevarlo a visitar a Alexis Leyva, Kcho, “ejemplo de artista” según ellos. En vano: El Sexto, sigue reincidiendo y cada vez aumenta más el tono contestatario y directo de su arte. Si en una época usó magníficas ironías como “Devuelvan mis cinco euros”, ahora pone “Abajo Castro” sobre un fondo sangriento o pinta una cruz gamada encima del rostro de Fidel Castro.
“Soy como el perro huevero”, reconoce Danilo en conversación con este periodista, “aunque cada vez me borran más rápido los grafitis”. Cuando más aumentó la presión sobre él, decidió combinar las artes marginales del tatuaje y el grafiti y comenzó a dibujar en su piel lo que quería denunciar, además de que, por ejemplo de persistencia, escribió su firma encima de tachaduras rosadas de la policía sobre grafitis suyos anteriores.                  
Un spray como toda arma
Pero no tienen que atraparlo en acción para detenerlo. Basta con que lleve en el bolsillo del pantalón un spray, como ocurrió el viernes 17 de mayo, cuando fue con unos amigos a comprar unas cervezas a la esquina de Veintitrés y G sobre las nueve de la noche. Un policía le pidió documentación y lo llevó para la estación de Zapata y C, donde tuvo que esperar hasta el día siguiente para encontrarse con el jefe de la unidad. “Cuando por fin hablé con él”, cuenta Danilo, “me preguntó: «¿Así que tú eres el que hace todo eso por ahí?». Yo le di un disco con mis trabajos, para que supiera lo que yo hacía”. La reacción fue tomarle muestras de olor (intentaron que les diera muestras de orine, pero se negó, aunque le faltaron el respeto con suma grosería) y llevarlo en dos patrullas para hacer un registro en su domicilio.
“Empezaron a coger lienzos, sprays, laptop, cámara fotográfica, cartulinas, discos y lienzos sin usar, y a meterlo todo en bolsas de nailon que decían «Criminalística»”, dice El Sexto. Luego lo regresaron a la unidad y a las doce de la noche del mismo sábado 18 volvieron a llevarlo a la oficina del jefe, ausente ya. “Había una mujer que se comportó con muy poco respeto. Todas mis pertenencias estaban sobre una mesa, como quiera, todo revuelto”, relata Danilo.
La oficial le informó que quedaban confiscados tres de sus lienzos, además de las plantillas para esténciles, sus proyectos artísticos, treinta y siete sprays de esmaltes e incluso cuatro latas de simple pintura de aceite y su currículum vitae, con el argumento de que eran objetos relacionados con “un hecho delictivo que se investiga”. Luego le entregó un acta de ocupación y lo puso en libertad.
  
Desocupado no: artista
Dos días después, El Sexto comenzó un proceso legal con un abogado para que le devolvieran lo incautado, ya que, cuando registraron su casa y requisaron los objetos, no le dieron una copia de lo que ocuparon, como dicta el procedimiento. “¿Y por qué me devolvieron algunas obras sí y otras no?”, se pregunta el grafitero. “¿Por qué se quedaron con sprays que yo compré en tiendas del estado? Hicieron lo que les dio la gana, violaron muchas cosas”, asegura.
Lo habían tildado de desocupado y él había replicado: “Soy artista, aunque no artista de los tuyos. No estoy para alabar a ningún dios. Yo tengo derecho a criticar y a decir lo que quiera”. Y fue más claro cuando le dijo al policía: “Tú no estás hablando de ninguna revolución, sino de una falange que adora la F de Fidel. Es ilegal que yo pinte las paredes, pero no que se escriba «Viva Fidel» o «En línea con Fidel» sin contar con nadie. ¿Por qué yo tengo que contar con ustedes para decir algo?”

El proceso secreto
Dispuesto a no dejarse pasar por encima, va a seguir reclamando sus obras. “No maté a nadie, soy una persona honrada, vivo de mi trabajo y mi mujer está embarazada”, le puntualizó al oficial: “De hecho, lo que más aval me da es eso que tú haces, reprimirme, que confirma que estoy haciendo bien mi trabajo. Qué ironía”.
Cuando al abogado le informaron que a su representado se le había abierto un expediente, el letrado preguntó de qué se le acusaba y, como única respuesta, según cuenta Danilo, “le comunicaron que no podían decirlo, pues era un proceso secreto. Yo insistí, pero lo único que me dijeron fue que «próximamente» me informarían de qué se me acusaba. Alegaron la falsedad de que a mí se me había hecho una acusación y yo me había negado a firmarla. Pero hicimos las cartas con las reclamaciones y las entregamos en los lugares correspondientes”, concluye Danilo Maldonado.

El valor delictivo de la obra de arte
A partir de esos acontecimientos, Otari Oliva, uno de los coordinadores del proyecto Cristo Salvador Galería (que entre septiembre y noviembre hizo un magnífico ciclo de exposiciones sobre el grafiti cubano), escribió un texto donde exponía sus preocupaciones como artista: “La situación de El Sexto me hace reflexionar: una obra de arte puede llegar a poseer valor delictivo y ello se halla contemplado en el código penal de mi país. Desde hoy me gustaría poder determinar, tal como puedo determinar el valor delictivo de determinados actos, el valor delictivo en el que puede recaer una obra de arte”. Y a continuación dejó bien nítida su postura: “O habrá adecuación al código penal y el fallo se pronunciará desde un ejercicio de transparencia, aclarando para Danilo y para todos la razón del proceder de las autoridades, o estaremos peligrosamente cerca de una pira de libros ardientes, amén de que nuestras manos de artistas temblarán quizás un poquito más a partir de entonces”.
De cualquier manera, El Sexto no tiene entre sus planes dejarse amedrentar. En el burdo registro que le hicieron en su domicilio, los peritos dejaron abandonada una bolsa con la palabra «Criminalística» impresa, que ahora piensa él utilizar para hacer un trabajo. Un regalo que le hicieron para seguir afilando su arte.

El arte tiene licencia para matar (por Otari Oliva)



Según el fallo judicial de un juzgado norteamericano en su momento, el Ulises, de James Joyce, fue prohibido en la nación estadounidense por considerarse una obra de contenido pornográfico que dañaba la moral cívica. Uno puede preguntarse cómo se la pasaron durante los años que estuvo vigente el fallo judicial, ya no los simples lectores sino las academias y facultades docentes de perfil humanístico, al no disponer de uno de los más importantes textos literarios del siglo XX.

Al parecer, y esto no pasa de ser una opinión debido a que desconozco tanto las posibles leyes cubanas al respecto como el desenlace que tendrá el evento que me ocupa, en la sociedad cubana parece estarse dando un caso similar. A Danilo Maldonado (nombre de graffitero: El Sexto) le han sido ocupadas por las autoridades policiales según documento oficial, un grupo de obras (tres óleos sobre lienzo), plantillas para esténciles, proyectos artísticos (dossier del proyecto “Salbutamol”), curriculum vitae y treinta y siete sprays de esmaltes. Estas obras y demás objetos han sido incautadas por las autoridades bajo el argumento de “estar relacionado con un hecho delictivo que se investiga”.

Yo aplaudo eso, es en definitiva una práctica muy distinta a la de quemar libros o destruir cuadros de autores considerados “degenerados”. Dado el grado de desarrollo de mi conciencia, algo que puede cuestionarse, pienso que la sociedad tiene el derecho de debatir desde el consenso sobre cualquier tema, tiene derecho a reclamarle a cualquier individuo sobre sus responsabilidades frente al contexto y tiene el derecho de emplear los mecanismos establecidos para ejecutar todo eso.

Mas no puede pasarse por alto un detalle,aquella protección básica que el individuo necesita frente a los poderes instituidos que se inscriben como representativos de la voluntad social, esa protección es la transparencia en la ejecutoria. Y esta transparencia empieza en la adecuación inframilimétrica a los códigos instituidos a los que debe referirse la ejecutoria del poder.

Hoy no puedo citar, dado que no es exactamente mi campo, referentes en un pasado inmediato de casos similares en nuestro contexto. De cierta forma lamento eso porque como artista empieza a preocuparme la posibilidad de que alguna obra mía, o toda ella en su conjunto, pueda llegar a ser considerada socialmente lesiva y terminar tanto siendo vetada como incautada legítimamente por las instancias correspondientes.

La situación del Sexto, o al menos alguno de los aspectos de la misma, me hace reflexionar al respecto: una obra de arte puede llegar a poseer valor delictivo y ello se haya contemplado en el código penal de mi país. Desde hoy me gustaría poder determinar, tal como puedo determinar el valor delictivo de determinados actos, el valor delictivo en el que puede recaer una obra de arte.

Sin embargo no estoy lo suficientemente enajenado. O habrá adecuación al código penal y el fallo se pronunciará desde un ejercicio de transparencia, aclarando para Danilo y para todos la razón del proceder de las autoridades, o estaremos peligrosamente cerca de una pira de libros ardientes, amén de que nuestras manos de artistas temblarán quizás un poquito más a partir de entonces.

Pienso ahora gremialmente en los artistas (requiero que piensen en elgrafffiti como una de las escasísimas intervenciones que en nuestro contexto disputan el espacio público) ypienso también en un pequeño libro de André Bretón publicado en Cuba hace unos años: Najda. Pienso en qué magnífica condición surrealista cumple un arte delictivo y pienso en las líneas finales del texto: “La belleza será convulsiva o no será”. Entonces me digo que Bretón era un profeta pues al arte le temen, y es natural amigos míos, porque el arte tiene licencia para matar.

Otari Oliva Buadze
La Habana, mayo 2012.

Qué haran con las piezas confiscadas del Sexto,,,?? archivarlas por considerarlas Evidencia? #PNRinepta #MININT #Cuba #spray

@dmmelsexto No te metas con quien tu sabe o si no... #MININT #PNRinepta #Cuba #graffiticubano

@dmmelsexto Otra mas para su coleccion particular... #PNRinepta #MININT #Cuba #graffiticubano

Registro ilegal (recuento de una entrevista por Ernesto Santana)



• El viernes 17 de mayo, entre nueve y diez de la noche, fui a comprar una cerveza en G y 23 y vino un policía, me tocó por el hombro y me pidió documentación. Le pregunté por qué y me dijo que yo tenía un spray en el bolsillo. Me llevaron para la estación de Zapata y C y un instructor me dijo que tenía que quedarme hasta el otro día, cuando llegara el jefe de la unidad. Al día siguiente, hablé con el jefe de unidad. «¿Tú eres el que hace todo eso?», me preguntó. Le di un disco con mis trabajos. Me sacaron y me entraron muchas veces. El sábado me llevaron a la casa. Dos patrullas. Un perito me dijo que tenía que dar muestra de olor. El registro fue con la presidenta del CDR, otra mujer del CDR y el padre de mi mujer, Alexandra. Empezaron a coger mis lienzos, los sprays, mi laptop, la cámara fotográfica, cartulinas, discos y lienzos sin usar, todo en bolsas de nailon que decía «criminalística». El perito me pidió muestra de orine. Me negué. Un policía me faltó el respeto, me dijo: «Pinga frita». Le dije que él no me conocía, que no tenía ningún motivo para faltarme el respeto, que él cumplía órdenes y que yo no entendía por qué me faltaba el respeto. No les di muestra de orine. A las doce de la noche volvieron a sacarme y me subieron a la oficina. Ya no estaba el jefe de unidad. Estaba una mujer que se comportó con muy poco respeto. Todas mis pertenencias estaban sobre una mesa, regadas, todo revuelto. Me confiscaron tres piezas (una que decía «Abajo Castro») que habían estado en la exposición que no se pudo hacer en casa de Gorki. Me llevaron a la medianoche en una patrulla para la casa. Se quedaron con diecisiete sprays, cuatro laticas de pintura de aceite. Me devolvieron los discos nuevos, unas tarjetas de presentación, el laptop, la cámara fotográfica, las cartulinas, los lienzos. Se quedaron con las plantillas (que habían trabajado durísimo de verdad).
  • Dos días después, comencé un proceso legal con un abogado para que me devuelvan lo que me quitaron. Cuando entraron en la casa y requisaron las cosas no me dieron una copia de lo que ocuparon en ese momento. Entonces, ¿por qué me devolvieron algunas obras sí y otras no, según el acta de ocupación que me dieron al final, no en el momento del registro? ¿Y por qué se quedaron con los sprays que yo compré en tiendas del estado? Hicieron lo que les dio la gana, violaron muchas cosas. No me digan que soy un desocupado. Soy artista, aunque no sea artista de los tuyos. No estoy para alabar a ningún dios supermán. Uno puede criticar y decir lo que quiera. Tú no estás hablando de ninguna revolución, sino de una falange que adora a la F de Fidel. Es ilegal que yo pinte las paredes, pero no que tú pongas «Viva Fidel» o «En línea con Fidel». Conmigo no cuentan para decir eso. ¿Por qué yo tengo que contar con ustedes para decir nada? ¿Por qué me vas a pasar por arriba? Voy a reclamar mis obras, porque no son veneno y yo no maté a nadie. Yo soy una persona honrada, vivo de mi trabajo y mi mujer está embarazada. Yo no te cuestiono que tú seas policías. De hecho, lo que más aval me da es eso que tú haces, que confirma que estoy haciendo bien mi trabajo. Qué ironía.
  • A mi abogado le dijeron que me abrieron un expediente. Preguntamos de qué se me acusaba, pero dijeron que no podían decirme, que era un proceso secreto. Les pregunté, pero lo único que me dijeron es que «próximamente» me informarían de qué se me acusaba. Me dijeron que a mí me hicieron una acusación y que yo no quise firmar. Hicimos las cartas y las entregamos en los lugares correspondientes. En el departamento de Atención a la Ciudadanía, en la dirección de la PNR, un teniente coronel me dio muy buen trato. Me pidió que detallara todo lo que pasó, me explicó cómo hacerlo y me dijo que antes de sesenta días me llamarían.

Por si algo pasara usted puede llamar o escribir a los siguientes nuemeros..


María Victoria (mamá)
maria.machado@cha.jovenclub.cu
54545437

Maria Caridad (abuela)
54750457

Indira Maldonado (hermana)
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Puchito (amigo de la infancia)
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Danilo Maldonado Machado

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