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Quiero convertir mi cuerpo en una especie de ofrenda
El
Sexto (La evolución es imparable)
“Ese
grito en tu interior es tan fuerte que ya no puedes aguantarlo más”,
dice el Sexto.
Inscribir símbolos, imágenes o
palabras sobre paredes e incluso sobre la simple roca es una
tradición tan antigua como la vida social. Los romanos llamaban
graffiti
a esas expresiones que pretendían dejar un testimonio duradero y
casi siempre anónimo.
“Devuelvan mis cinco euros”,
dice el Sexto.
A
finales de los sesenta, en medio de la explosión “contracultural”,
los grafitis asaltaron el metro de New York y la cultura underground
trepó muros para lanzar mensajes libres de toda manipulación, como
una guerrilla urbana sin mayor violencia que su arte de ruptura en
lucha contra el arte establecido y más allá de las vanguardias.
Algunos, como Basquiat, partieron desde los márgenes y conquistaron
el espacio de las galerías y el favor de la crítica.
“Me
considero un ser humano que necesita expresarse ante todo, y de lo
único que puedo hablar es de lo que me rodea. Me pueden considerar
un opositor o la palabra que ellos quieran inventar. Ya eso es por
parte de ellos. Yo sí voy a seguir haciendo lo que hago, aunque me
cueste la vida”, dice el Sexto.
Extendiéndose por Europa y por
el mundo, el grafiti, además de convertirse en un vehículo de libre
expresión, alcanzó un importante significado en la oposición al
sistema establecido, como si quisiera tatuar su testimonio en la piel
viva de la sociedad, a la vista de todos.
“Quítenme los sprays, quítenme
las manos. Habrá otros jóvenes como yo que griten fuerte y levanten
sus puños, tatuándote la ciudad”, dice el Sexto.
Como
es sabido, o al menos muy visible, la propaganda del gobierno cubano
ha tratado minuciosamente de apoderarse de toda posible pantalla
pública, de todo espacio donde quepa un lema, una parrafada de Fidel
Castro, un alarido ideológico, un trozo del discurso en jefe. Y no
había grietas en esa pantalla pública que es la superficie de la
ciudad, pero las abrieron aquellos primeros aventureros anónimos
que, con sus simples pintadas, daban testimonio de que la unanimidad
fue siempre una falacia enmascarada con los grafitis oficiales.
“Tachan mis grafitis con
pintura rosada”, dice el Sexto, divertido.
A
lo largo de los ochenta, los noventa (sin hablar de letreros
llanamente antigubernamentales) y de casi toda la primera década del
nuevo siglo, no aparecían, o no resultaron tan notables, más que
algunas inscripciones certeras, como reVés. Pero eran como botellas
lanzadas a un mar muerto y, por supuesto, con un mensaje anónimo,
porque se daba por supuesto que no valía la pena otra cosa.
Pero
en 2009 al veinteañero Danilo Maldonado se le ocurrió poner por
todo San Agustín un simple mensaje que reproducía uno de los
controles de teclas de una grabadora (Rev,
rebobinar), con dos flechas debajo apuntando hacia atrás. Cuando,
poco después, un amigo suyo fue detenido por haber puesto ese
grafiti en una pared de su casa, los agentes le preguntaban lo mismo
todo el tiempo: “¿Quién te dio dinero para hacer eso? ¿De dónde
sacaste el spray?”
Fue
así como Danilo descubrió que, con sus humildes recursos, podía
llamar a las puertas del poder. Los que no querían escuchar ninguna
palabra que no fuera de aceptación, encontraban ahora un mensaje
visual y no podían cerrar los ojos ni siquiera por cansancio, porque
se trataba de un mensaje para abrir los ojos. Y ellos lo sabían muy
bien.
El
segundo grafiti de Danilo era una cara, su cara, con una inquisitiva
expresión, una estrella de cinco puntas, partida, y dos palabras:
¿Qué pasa?
Esa inscripción apareció por toda La Habana. Pero en ese mismo año
2009 se le ocurrió la idea de crear un personaje imposible pero
probable, casi en broma: un superhéroe que nos salvara de “esto”
a todos, y tomó como plataforma de despegue la machacante campaña
mediática del gobierno en torno al caso de los “Cinco Héroes”.
Así
surgió el “Sexto Héroe”, sátira sobre farsa: el Sexto, en fin.
Y a Danilo le sorprendió cómo mucha gente comprendió de inmediato
la idea y se identificó con el personaje, lo que le dio mucho ánimo
para seguir adelante, aunque también descubrió que ya no tenía el
control sobre el significado del Sexto, porque había muchos matices
de interpretación y hasta connotaciones que nunca se propuso.
Para
él, ese personaje representaba simplemente a cualquier persona,
porque lo que un determinado individuo haga puede ser hecho también
por otro. El gobierno puede apoderarse de muchos héroes para su
interés exclusivo, pero cualquiera puede ser un “héroe” libre
porque, aunque tantas personas crean que no se puede hacer nada
porque nadie hace nada,
resulta que siempre hay alguien que se atreve a expresar abiertamente
lo que siente, lo que piensa, lo que quiere.
Danilo había encontrado el
sentido de su vida, así de sencillo: solo quería expresarse honesta
y libremente: si había grafitis de propaganda gubernamental por
todas partes, ¿por qué él no podía hacer grafitis que fueran su
más genuina y legítima expresión personal: su arte, en fin?
Su
arte, en fin, lo llevó a lanzar flyers
(volantes) por toda la ciudad. Y sucedió que a la policía política
se le ocurrió la brillante idea de poner un falso flyer
firmado supuestamente por el Sexto en la puerta de Antonio Rodiles,
uno de los organizadores de Estado de SATS, en el que se acusaba a
este proyecto de “Socialista, Antiimperialista, Totalitario y
Seguroso” (SATS!), citando además, oportunistamente, un fragmento
de un artículo de la destacada opositora Marta Beatriz Roque donde
ella exponía su particular interpretación y sus dudas con respecto
a ese proyecto.
El
resultado de esa torpe escaramuza contrainteligente: el Sexto fue
invitado por Estado de SATS y, más aún: Danilo se siente
gratificado luego de esta falsificación provocadora a costa de su
firma porque, lejos de crear divergencias, tuvo como efecto la
coincidencia de dos caminos. Tratando de dividir, unieron.
Como
Danilo lo ha hecho todo por sí mismo y como nadie puede acusarlo
(sucio truco perenne) de seguir instrucciones de otros, su argumento
para los que lo acosan, lo persiguen, lo arrestan y le hacen
oposición violenta, es que él se gobierna a sí mismo, pero que a
ellos les ordenan ir a donde está él, y necesitan carros
patrulleros, policías, segurosos, armas y calabozos para intentar
controlarlo a él, que, sin embargo, para su lucha, no necesita nada
más que unas latas de pintura, la verdad de su arte y unos
“papelitos”.
Al
final de la entrevista en Estado de SATS, Rodiles le pregunta si
tiene algún mensaje para el gobierno y el Sexto dice: “La
evolución es imparable. Como viene el día tras la noche o el
invierno tras el verano. El tiempo de ellos ya pasó y no podemos
quedarnos esperando a que ellos determinen cuál sea o no el tiempo
de nosotros. El tiempo de nosotros vamos a cogerlo como mismo ellos
cogieron el suyo”.
Pero
no es nada fácil. Un día, a unas cuadras de su casa, se le acercó
un carro con chapa particular chillando gomas y se bajaron, dice él
—que mide casi dos metros—, “cuatro tipos grandísimos” que
le fueron encima como si estuviera armado o fuera un terrorista. Pero
en ningún momento lo encapucharon, como informaron algunos medios
pretendiendo dramatizar el hecho. Su madre y su abuelo lo buscaron en
la estación de policía más cercana y no recibieron ninguna
información.
El
hecho es que lo llevaron para la estación de policía de Zapata y C
y, sin dejarle hacer ninguna llamada telefónica, lo metieron en una
celda. Pero después lo sacaban a cada rato para interrogarlo.
“¿Viste que para nosotros tú no eres nada? ¿Viste cómo te
cogimos?”
“En
todo el tiempo que estuve arrestado vi más de diez caras
diferentes”, dice el Sexto.
Esas
caras querían saber quién te da dinero y qué relación tienes tú
con Yoani Sánchez y hasta el tercer día no dejaron que su madre
hablara con él. “¿Tú crees que es justo que les hagas eso a tu
mamá y a tu hermana?” Cuando por fin lo llevaron para su casa al
cuarto día, en el mismo auto en el que lo trajeron, le preguntaron
si lo habían tratado bien, casi pidiéndole disculpas. Luego sabría
Danilo de la campaña que se desató en internet a favor de su
liberación.
“Estaré haciendo grafitis
hasta que sepa por qué lo hago”, dice el Sexto. “Creo que es por
necesidad: como caminar, como soñar”.
Alexis Jardines, también
entrevistado por Estado de SATS, cuenta un chiste de la época
soviética: “No pienses. Si piensas, no hables. Si piensas y
hablas, no escribas. Si piensas, hablas y escribes, no firmes”.
Pero Danilo, al dar la cara, está expuesto al último acápite: “Si
piensas, hablas, escribes y firmas, no
te sorprendas”.
Genial apólogo: eso es lo que hay.
Recuerdo haber leído hace muchos
años un texto del poeta ruso Evtushenko donde confesaba su vergüenza
porque, en un futuro, nuestros hijos se asombrarían de que haber
dicho ahora lo que a uno le parece la verdad parezca un acto
valiente.
Ellos tachan sus grafitis con
pintura rosada y le dicen que se quite un pulóver que dice Laura
Pollán vive. Danilo
no se lo quita. Ellos se lo desgarran (Laura Pollán no tiene derecho
a existir ni siquiera cuando ya no existe). Danilo cree que ellos
están conscientes de lo que hacen. Es posible. También es posible
que no sepan lo que hacen porque no les importa saber, porque para
los esbirros, y para tantos otros, lo más fácil es no saber.
Nosotros vamos a derrumbar la
pared, vamos a mostrar nuestros propósitos para un porvenir, para
nuestros hijos, para nuestra familia. Vamos a acabar con ese miedo”,
dice el Sexto.
Ernesto Santana
Enero
2012
publicado en Cubanet
El graffitero y el tirano
Posted on October 14, 2011 by Estado de SATS
«¿Qué mal mayor puede escogerse para un estado que el ver hombres honrados condenados como criminales al destierro, porque piensan de diversa manera e ignoran el fingimiento? ¿Qué, repito, más pernicioso que conducir a la muerte y considerar como enemigos a hombres que no han cometido crimen ni delito alguno, sino que tienen el pensamiento libre?».
Baruch Spinoza (1632-1677).
Baruch Spinoza (1632-1677).
No se trata de una fábula, sino de un caso bien real en que el poder de un general presidente se ensaña con un humilde hacedor de graffitis. Es imposible imaginar una pelea más desigual, por eso los represores tratan de justificarse a sí mismos ideando conspiraciones y redes detrás del artista. Les avergüenza confesar que le temen a lo que ellos mismos han denominado «papelitos» (flyers) pero lo cierto es que no sacaron nada de esto. Antes bien El Sexto ―joven, delgado, pobre, aislado en su propia ciudad y hasta recluido― mantuvo en vilo al régimen con cada hora que pasó en prisión, mientras iba sumando admiradores.
Ya Aristóteles, desde las profundidades de la Antigüedad griega, destacaba el curioso hecho que los tiranos se hacían rodear por individuos de la peor calaña; por los elementos más inescrupulosos de la sociedad. Cabe preguntarse hoy, en Cuba ―isla que en medio de una bruma de vergüenza ajena transpira corrupción e impunidad sin darse siquiera por aludida― quiénes ejecutaron la orden de detención del conocido graffitero. La respuesta no se hace esperar: unos paisanos, traídos por el poder revolucionario desde los más remotos rincones, dispuestos a vender su ¿alma? con tal de llegar a la capital del país e instalarse en la casa de cualquier “habanera” de baja autoestima.
Es el sueño provinciano de los futuros agentes de fila, los que apalean con gusto a los “capitalinos” descargando todas sus frustraciones sexuales, económicas y hasta deportivas. Si La Habana se congeló en un «período especial» el interior del país vive todavía la era soviética, es por eso que allí el abuso de autoridad y la represión son más brutales y visibles. Nada más lógico, pues, que extraer de esa cantera a los esbirros revolucionarios.
Es el sueño provinciano de los futuros agentes de fila, los que apalean con gusto a los “capitalinos” descargando todas sus frustraciones sexuales, económicas y hasta deportivas. Si La Habana se congeló en un «período especial» el interior del país vive todavía la era soviética, es por eso que allí el abuso de autoridad y la represión son más brutales y visibles. Nada más lógico, pues, que extraer de esa cantera a los esbirros revolucionarios.
Sigue la pregunta: ¿Quiénes ordenaron la detención? No es difícil imaginar que los testaferros son Primeros Oficiales, la parte ¿pensante? del aparato represivo, en la que destaca una amalgama que involucra a todas las provincias por igual, dado que el punto aquí no es la geografía, sino la “eficiencia burocrática”, acompañada de la adulación, del lamido de botas a los superiores.
Pero ¿quiénes son los superiores? El resto de la pirámide cuyo vértice todos conocemos: la máxima jerarquía revolucionaria, rodeada de esa lacra a la que aludía Aristóteles, dedicada exclusivamente a construir un muro de incondicionalidad y ciega lealtad alrededor del tirano.
En la extinta Unión Soviética corría un chiste sobre las 5 reglas del socialismo, a saber:
• No pienses.
• Si piensas, no hables.
• Si piensas y hablas, no escribas.
• Si piensas, hablas y escribes, no firmes.
• Si piensas, no hables.
• Si piensas y hablas, no escribas.
• Si piensas, hablas y escribes, no firmes.
El Sexto violó todas estas y, en consecuencia, se le aplicó la quinta y última:
• Si piensas, hablas, escribes y firmas, no te sorprendas.
Y aquí va la pregunta de cierre: ¿cómo es posible que un tirano le pueda temer a un graffitero? El tirano no confía en nadie, por eso se rodea de lo peor. Pero si el tirano es, además, un anciano se vuelve inseguro y temeroso. Con la vejez se apodera de él el terror a la muerte; simplemente, no la acepta como un fenómeno natural y, al propio tiempo, comienza a caer en cuenta que no es inmortal y que debe pagar si hay un más allá. Así, en el ocaso de su existencia ―luego de toda una vida atea e inicua― el tirano se convierte en devoto religioso. Todo el poder y la autoridad que exhala por fuera contrastan con la fragilidad y la pequeñez que lo consume por dentro, lo que no deja de hacer más torpe sus decisiones.
El general presidente podría entrar en la historia nacional con solo dar el paso real y definitorio hacia la democratización y la libertad plena del país, cerrando el ciclo de medio siglo de ejecuciones, represión e intolerancia. En lugar de ello, prefiere acosar a un graffitero solitario.
Ya El Sexto esta en la calle y todo seguirá igual: sus flyers haciéndole ver al mundo que los cubanos rechazan la falacia de la libertad revolucionaria, mientras el tirano se contempla en el espejo y no ve más que vacío.
Alexis Jardines
La Habana bajo spray
Por Yoani Sánchez
Es de noche, la luz de la esquina no funciona y ningún auto pasa a
esta hora por la calle. Una mano huesuda y ágil desenfunda el spray de
pintura y hace sobre el muro una firma que culmina con una estrella de
cinco puntas. A la mañana siguiente los vecinos curiosos leen la
rúbrica de “El Sexto” y se preguntan por qué alguien se hace llamar
con un número cardinal. El presidente del Comité de Defensa de la
Revolución, a regañadientes, tendrá la tarea de tapar el irreverente
apodo, pero a partir de la próxima madrugada reaparecerá una y otra
vez, siempre que lo borren. Paradas de ómnibus, tapias de
instituciones oficiales, latones de basura y ruinas donde una vez se
levantó una casa, son el lienzo sobre el que este artista callejero
hace sus garabatos. Su apodo ya es de por sí sarcástico, pues alude a
la campaña gubernamental por la liberación de cinco espías cubanos
apresados en Estados Unidos. Danilo Maldonado –con su nombre de
personaje de telenovela- ha preferido llamarse “El Sexto” para que
clamen también por su excarcelación, aunque la suya no sea una prisión
física sino el enorme encierro de la falta de derechos.
La Habana es ya una ciudad del siglo veintiuno y no porque los pocos
periódicos que circulan digan una fecha de este estremecido 2011. Más
bien son las señales, los atisbos de modernidad que aquí y allá asoman
por debajo de su caparazón vetusto. Tenemos incluso simpáticas o
crípticas pintadas en algunas paredes, tímidas marcas de una expresión
ciudadana que no acaba de encontrar espacio en otros soportes más
convencionales. Algunos jóvenes se atreven a dejar su sello coloreado
con acrílico a través de plantillas hechas en cartón o a pintorretear
alguna símbolo en una columna. Veloces, estampan su improvisado sello
sobre una urbe ya marcada por la excesiva propaganda oficial. Es un
fenómeno refrescante y aunque muchos lo vean como un daño a la
propiedad social o privada resulta un lenguaje que corre en paralelo a
la retórica del poder, una especie de grito en forma de trazos de
colores. Cuando ya muchos países están de ida y de vuelta del graffiti
callejero, los habaneros nos asomamos recién al vértigo de su
polisemia, asistimos entre arrobados e indignados a su aparición. El
maestro por excelencia de ese arte es, entre nosotros, el delgado
jovenzuelo conocido como El Sexto, autor de más de una irreverencia
gráfica y hasta de algunos pasquines donde lanza sus frases que más
bien parecen fragmentos de canciones de hip hop. “Estoy en todas
partes…” nos grita desde un trozo de papel y después de difundir tal
mensaje los policías ven graffiteros en cualquier lado, sospechan que
hasta un niño pequeño puede llevar un pulverizador en su cochecito.
Hace unas semanas, en nuestra despintada capital metieron preso al más
juguetón de los artistas que trabajan sobre las fachadas. El Sexto fue
introducido a la fuerza en un auto por tres hombres fornidos, que
aunque no se identificaron eran evidentemente de la policía política.
Se lo llevaron a una estación a la que, para quitarle el aspecto tan
lúgubre, le hubiera venido muy bien uno de los graffitis de Danilo
Maldonado. Y allí lo tuvieron casi cuatro días, para que confesará
quién le mandaba a pintar todos aquellos arabescos y rúbricas. Al
principio le hablaron de su inmadurez, del provechoso camino artístico
que le aguardaba si ponía su spray en sintonía con el discurso
oficial. Pero el testarudo creador insistía una y otra vez que
aquellas figuras sólo salían de su imaginación y que prefería el
riesgo de ser alternativo a la mansedumbre del reconocimiento
institucional. Cuatro días después de entrar a aquel calabozo, lo
liberaron a las calles, a sus calles, no sin antes hacerle firmar una
acta de advertencia. Esa misma noche volvió a estampar su firma en una
pared recién pintada. Pero ya no es igual. Antes El Sexto era una
presencia anónima, escondida, que pintorreteaba cualquier espacio;
ahora ya saben su nombre, su dirección, su número de carnet de
identidad. Se ha convertido en el enemigo pictórico número uno y el
castigo que probablemente le darán lo alejará de los muros, de los
sprays, de esas madrugadas habaneras en que su delgada mano ponía
color a una ciudad tan desteñida.
esta hora por la calle. Una mano huesuda y ágil desenfunda el spray de
pintura y hace sobre el muro una firma que culmina con una estrella de
cinco puntas. A la mañana siguiente los vecinos curiosos leen la
rúbrica de “El Sexto” y se preguntan por qué alguien se hace llamar
con un número cardinal. El presidente del Comité de Defensa de la
Revolución, a regañadientes, tendrá la tarea de tapar el irreverente
apodo, pero a partir de la próxima madrugada reaparecerá una y otra
vez, siempre que lo borren. Paradas de ómnibus, tapias de
instituciones oficiales, latones de basura y ruinas donde una vez se
levantó una casa, son el lienzo sobre el que este artista callejero
hace sus garabatos. Su apodo ya es de por sí sarcástico, pues alude a
la campaña gubernamental por la liberación de cinco espías cubanos
apresados en Estados Unidos. Danilo Maldonado –con su nombre de
personaje de telenovela- ha preferido llamarse “El Sexto” para que
clamen también por su excarcelación, aunque la suya no sea una prisión
física sino el enorme encierro de la falta de derechos.
La Habana es ya una ciudad del siglo veintiuno y no porque los pocos
periódicos que circulan digan una fecha de este estremecido 2011. Más
bien son las señales, los atisbos de modernidad que aquí y allá asoman
por debajo de su caparazón vetusto. Tenemos incluso simpáticas o
crípticas pintadas en algunas paredes, tímidas marcas de una expresión
ciudadana que no acaba de encontrar espacio en otros soportes más
convencionales. Algunos jóvenes se atreven a dejar su sello coloreado
con acrílico a través de plantillas hechas en cartón o a pintorretear
alguna símbolo en una columna. Veloces, estampan su improvisado sello
sobre una urbe ya marcada por la excesiva propaganda oficial. Es un
fenómeno refrescante y aunque muchos lo vean como un daño a la
propiedad social o privada resulta un lenguaje que corre en paralelo a
la retórica del poder, una especie de grito en forma de trazos de
colores. Cuando ya muchos países están de ida y de vuelta del graffiti
callejero, los habaneros nos asomamos recién al vértigo de su
polisemia, asistimos entre arrobados e indignados a su aparición. El
maestro por excelencia de ese arte es, entre nosotros, el delgado
jovenzuelo conocido como El Sexto, autor de más de una irreverencia
gráfica y hasta de algunos pasquines donde lanza sus frases que más
bien parecen fragmentos de canciones de hip hop. “Estoy en todas
partes…” nos grita desde un trozo de papel y después de difundir tal
mensaje los policías ven graffiteros en cualquier lado, sospechan que
hasta un niño pequeño puede llevar un pulverizador en su cochecito.
Hace unas semanas, en nuestra despintada capital metieron preso al más
juguetón de los artistas que trabajan sobre las fachadas. El Sexto fue
introducido a la fuerza en un auto por tres hombres fornidos, que
aunque no se identificaron eran evidentemente de la policía política.
Se lo llevaron a una estación a la que, para quitarle el aspecto tan
lúgubre, le hubiera venido muy bien uno de los graffitis de Danilo
Maldonado. Y allí lo tuvieron casi cuatro días, para que confesará
quién le mandaba a pintar todos aquellos arabescos y rúbricas. Al
principio le hablaron de su inmadurez, del provechoso camino artístico
que le aguardaba si ponía su spray en sintonía con el discurso
oficial. Pero el testarudo creador insistía una y otra vez que
aquellas figuras sólo salían de su imaginación y que prefería el
riesgo de ser alternativo a la mansedumbre del reconocimiento
institucional. Cuatro días después de entrar a aquel calabozo, lo
liberaron a las calles, a sus calles, no sin antes hacerle firmar una
acta de advertencia. Esa misma noche volvió a estampar su firma en una
pared recién pintada. Pero ya no es igual. Antes El Sexto era una
presencia anónima, escondida, que pintorreteaba cualquier espacio;
ahora ya saben su nombre, su dirección, su número de carnet de
identidad. Se ha convertido en el enemigo pictórico número uno y el
castigo que probablemente le darán lo alejará de los muros, de los
sprays, de esas madrugadas habaneras en que su delgada mano ponía
color a una ciudad tan desteñida.
El Sexto
Ramón Díaz-Marzo
La policía política cubana sacó de circulación por tres días al joven
cubano civilmente nombrado Danilo Maldonado Machado, cuyo verdadero
nombre es “El Sexto”.
La captura se la hicieron a un joven de 24 años que apenas tiene
tiempo de experiencia para saber con rigor que la Revolución y
aquellos que la siguen han cometido errores inaceptables.
Pero entre miles de ciudadanos siempre surgen los elegidos, los que
sin tener las suficientes horas de vuelo son capaces de saberlo casi
todo y no pecar de ignorancia.
El Sexto ha puesto a correr a la temida Seguridad del Estado de Cuba
por causa de su firma que ahora aparece en espacios políticamente
vulnerables.
Una imagen vale por mil palabras cuando esas palabras son un montón de
anécdotas que conforman una historia. Y en este caso estamos hablando
de la historia oficial de una dictablanda dirigida por los hermanos
Castro durante más de medio siglo.
La historia se repite en los comic o en la realidad. Tenemos el caso
de la marca de El Zorro. Pero más recientemente a nivel internacional
los indignados (grupo político sin líderes) que claman en casi todos
los países (y Cuba no sería la excepción) por un reajuste del control
político del mundo.
Esos INDIGNADOS están utilizando la careta del personaje de ficción
del filme: “V for Vendetta” dirigida por James Mc Teigue y
protagonizada por Hugo Weaving como “V” y Natalie Portman inspirado
tanto el comic como la versión fílmica en el conspirador real Guy
Fawkes arrestado el 5 de noviembre de 1605 por intentar hacer volar el
Parlamento inglés.
Lo que pretendo decir es que ahora la marca de “El Sexto” en la medida
que se nacionalice y sea conocida por los jóvenes cubanos comenzará, o
ya comenzó, a reaparecer por toda Cuba como si el hombre de carne y
hueso Danilo Maldonado Machado alterara una de las leyes capitales de
la física según la cual un mismo cuerpo no puede estar en diferentes
partes.
Sabemos la importancia que los nazis le concedían al icono contrario
al dogma del fascismo bosquejado en las paredes de los países ocupados
durante la Segunda Guerra Mundial.
Todo indica que la vida efímera de un cartel, un trazo, plasmado en
lugares públicos, hace más daño al Poder que cualquier libro de
oposición y denuncia.
Cuando la ciudad se convierte en museo al aire libre el mensaje de
rebelión y libertad llega con una fuerza equivalente al poder de un
ejército. Y en este caso no serán cientos de opositores organizados.
Bastará una incursión por la ciudad oscurecida por la falta de fluido
eléctrico de cualquier ser que actúa en solitario y no está registrado
en las listas negras creadas por los CDR y los informantes.
Conjeturo que cuando gran parte de la juventud anónima se enteren de
la historia de El Sexto, la ciudad se llenará de grafitis contra el
gobierno escrito por manos que no son la de su autor original.
Así que El Sexto estará en su casa viendo una película en la noche y a
esa misma hora grupos de jóvenes anónimos estarán haciendo grafitis
por toda Cuba.
Ola de grafiteros veo venir como una de los tantos acontecimientos que
la juventud realizará contra un gobierno que ha permitido
deliberadamente que la nación se empobrezca material y
espiritualmente.
Estado de Sats
septiembre 3, 2011
invitado: El Sexto
(transcripción)
Antonio: Buenas Tardes, hoy
tenemos como invitado a un amigo El Sexto, creo que casi todos en La
Habana saben quién es el Sexto aunque muchos no conocen su rostro.
-Quisiera que nos comentaras cómo
comenzaste a hacer tus graffitis, cómo comenzaste en este mundo del
graffiti, cómo se te ocurrió el personaje, cómo has ido tejiendo
toda esta historia que nos has entregado poco a poco.
Sexto: Gracias
Antonio por invitarme. Yo empecé hace ya tres años, en el 2009.
Empecé con una cosa muy pequeña, con REV (rebobinar, pulsar el
botón hacia atrás en la grabadora, supuestamente. Y eso tuvo una
polémica super loca porque cogieron preso a un muchacho, que
casualmente estaba trabajando conmigo esa noche, porque él me dijo,
hazme el graffiti aquí en la casa, normal, eso se ve bien, y a su
casa van varias gentes y cuando vieron el graffiti le dijeron, ven
acá, cómo tú tienes esto aquí en tu casa, llamaron a la policía,
estuvo como dos días preso en Cien y Aldabós. Lo raro es que lo
presionaban tanto, “de dónde sacaste el spray, quién te da dinero
para hacer este tipo de contrarrevolución”, y el hermano
preocupado y yo le decía, oye, lo único que tienes que decir es que
ahí no dice eso, “revolución pa´trás”, no, aquí lo que dice
es REV, lo que se entienda, lo dijo la otra persona.
Antonio:
Y eso apareció por diferentes partes en La Habana...
Sexto: No,
fue solamente San Agustín, todo San Agustín completo, me ocupé una
noche entera en eso. Yo cuando hago una cosa así, la nublo. A raíz
de eso supe el impacto que tenía, supe que las personas del lado de
allá, que no tienen forma de dialogar con nosotros, porque todo es
una parafernalia, todo es una cosa que no puedes llegar allá arriba,
no tienes forma, entonces tenemos que hacer la forma de llegar a
ellos. Y ahí fue donde determiné o decidí que quería hacer eso.
Antonio: Ese
fue tu primer graffiti en La Habana, cuál fue el segundo?
Sexto: El
segundo era yo con una cara así y una estrella partía, qué pasa,
en varios lados también lo tacharon mucho, lo tacharon bastante pero
ese sí fue en distintos puntos de La Habana. Y ya después vino el
personaje, de El Sexto, estábamos tomando ron entre familia y salió
ahí que necesitábamos un personaje que nos salvara de esto,
(Antonio: es como el Zorro) necesitábamos un superhéroe y tenía
que ser algo polémico, una cosa que no existiera, mitológico, como
el quinto Beatle... entonces salió “el sexto”, dijimos, si ya la
plataforma de los 5 la tenemos, el Sexto era el tipo, pa ya, echarla
por ahí.
Antonio: ¿Cuándo
fue que se te ocurrió este personaje?
Sexto: En
el 2009 también. Todo vino canalizado, una cosa tras otra. En la
medida que iba haciendo dos o tres, la gente me decía “oye pero
qué bueno está eso” y de ahí salieron las energías para seguir
haciendo más.
Antonio: Y
la gente identificó enseguida que el Sexto tenía que ver con este
asunto, de inmediato?
El Sexto: Increíblemente,
al momento. Y creo que en algún momento, los reyes que se pasean,
para ver el comportamiento y lo repetido de algo, yo me imagino que
hayan pensado en alguna forma de burlarlo, y a raíz de eso, un año
después, se hizo el 6to Congreso (PCC)... como diciendo, “ah,
ustedes lo que pedían era el 6to congreso.
Antonio: En
tus ideas, para ti, ¿qué representa exactamente El Sexto?
Danilo: Ya
El Sexto dejó de ser mío, o sea, como yo lo pensé, eso ya es una
cosa independiente que existe sin control, porque todo el mundo tiene
su propia tesis. Yo lo pensé como te dije, el personaje mitológico,
el Sexto Héroe podía ser cualquier persona, era el pueblo, era la
esencia de que “lo que un hombre hace, el otro lo puede hacer”.
Al final estaba por todas partes porque cualquiera podía ser un
héroe. Un héroe se manipula, políticamente, y ahí empieza a
tejerse una historia de su hazaña, que podía haberla hecho
cualquier otra persona. Todo está en que te divulguen, eso va por
ahí.
Antonio: El
graffiti tiene principalmente, como arte callejero, una función
contestataria, generalmente es algo que es crítico. ¿Qué
experiencia has tenido tú practicándolo, porque aquí en Cuba,
evidentemente, un arte contestatario no se tolera tan fácilmente?
¿Cuáles son tus experiencias en este mundo del graffiti?
Danilo: Mi
experiencia con esto, es que le ha dado sentido a mi vida, le ha dado
fuerza a mi existir. Que no es trabajar y ya, cuando lo haces, tú te
das cuenta que estás incomodando, que estás creando una reacción,
una corredera, todo ese chisme por parte de ellos. No es “vamos a
hacerte un graffiti aquí QUE VIVA EL CDR”, eso no tiene lógica,
se supone que yo estoy reclamando cosas, sociales, reclamando cosas
underground, que para mí son importantes...
Antonio: Es
que muchas veces uno oye la famosa frase de que la crítica tiene que
ser constructiva, tanto en el intelectual como en el artista, eso es
ridículo, ¿no? Porque la crítica no necesita ser ni constructiva
ni destructiva, la crítica es como es. La otra parte la toma el
criticado. Y yo creo que eso es una de las partes más interesantes
que tiene el arte, una de las esencias del arte es desestructurar la
realidad y plantear una nueva visión de las cosas.
Danilo:
Primeramente para ser artista tienes que considerarte un ser humano
libre, libre de expresión, esa es la esencia del intelectual, ¿no?
Libre de pensamiento, libre de todo, aunque con esto te vaya la vida,
imagínate tú, no se puede decir que todo está bien, porque no lo
está, y todo alrededor es la prueba viviente. Entonces empecé a
darle más fuerte, con los flayers, que tuvieron una repercusión...
Como si fuera
ridiculizando, pero qué raro...
Antonio: Sí,
déjame poner un poco en contexto esto, la semana pasada, el sábadp
27 de agosto, tuvimos un encuentro que fue sobre la censura,
“Proyectos independientes y la censura”. En la mañana de este
día cuando amaneció, encontré en la puerta de la casa dos flayers
firmados por El Sexto, y esa es una de las razones por la que estamos
hoy aquí sentados. En estos flayers se intentaba desacreditar el
proyecto que tenemos, que se llama Estado de Sats, pero lo que tratan
es de alguna forma de acusar a Sats, de lo que es el gobierno, o sea,
es un poco contradictorio, resulta ser que ahora para desacreditar a
una persona, hay que acusarla de lo que es el gobierno. Y eso es muy
interesante.
El Sexto: (risas)
Y chivatón...
Antonio: Sí,
y chivatón también. Incluso citan una carta, un escrito que había
hecho la opositora Marta Beatriz Roque, saca algunos fragmentos de
ese artículo. ¿Qué tú crees de eso? Es muy interesante esta
manipulación de tu trabajo...
Danilo: Eso
es una locura pero también una de las cosas buenas que han pasado.
Primero porque tuvimos la posibilidad de encontrarnos, y lejos de
alejarnos, lo que han hecho es peor: han unificado fuerzas que
estaban por ahí regadas, porque antes por lo menos yo estaba
haciendo cosas por ahí, solo. Y cuando tú te das cuenta de que
alguien está haciendo lo mismo que tú por otro lado, eso te da
mucha bomba. Cuando tú ves que quieren manipularte...
Antonio: Bueno
y fue una pena que no pudieras venir al encuentro que hicimos el
sábado porque había varios de los fundadores de proyectos
independientes. Hubiera sido bueno también darte la palabra y que
nos contaras, porque yo creo que algo muy importante y peculiar de tu
proyecto es que eres tú sólo quien lo llevas adelante. Hay veces
que para, por ejemplo, en el mismo caso de SATS, es difícil aún
cuando tienes amigos que te ayudan. O sea, entre varios amigos nos
ayudamos y hacemos proyectos y es difícil, en el caso tuyo estás tú
solo. ¿Cómo te sentías, porque imagino que debe ser un poco
extraño sentirte como que realmente el vengador este, el Zorro, solo
frente a todo lo que quieres cambiar en tu entorno...
Danilo: Es
difícil porque en primera, la familia que está acostumbrada a vivir
con un código determinado, y las personas que te rodean no se
atreven o no entienden. Ese grito de tu interior, es tan fuerte que
tú no puedes aguantarlo más. Tú no tienes otra opción que hacer
las cosas que haces, así sea con un pedazo de carbón aunque no
tenga dinero, muchas veces los recursos faltan, es muy difícil. Pero
es como un par de
patines para una persona que patines, o sea, yo tengo que tener los
spray, yo tengo que tener los flayers.
Antonio: Este
punto me interesa, fue uno de los aspectos que tocamos en el debate
de los otros días. Se hablaba de la cuestión del dinero y de cómo
se hace un proyecto independiente. Porque como bien tú decías,
necesitas recursos, eres un artista y como tal los necesitas; una de
las cosas que ocurre en un momento inicial cuando alguien pretende
ser independiente de las instituciones es que te cierran todas las
puertas y no tienes la posibilidad de poder usar ningún lugar
público para hacer una presentación...
Principalmente tu
espacio es la calle, cómo ha sido en tu caso, ¿te gustaría quizás
en algún fituro hacer una exposición de tu obra, cómo lo imaginas?
Danilo: A
mí me encantaría hacer una exposición de mi obra, que sea con
respecto a lo que he hecho en la calle hasta ahora y que sea también
con lo que tengo de mi pintura. Eso financiaría de cierta manera a
lo que va a seguir siendo el proyecto del Sexto, creciendo con los
flayers, con más graffitis. Yo pienso hacerme todavía más
ambiciosos con respecto a eso, porque en la medida que yo no he
tenido casi recursos y he logrado cosas, eso mismo me ha dado fuerzas
a seguir con eso, a apostar en eso.
Antonio: ¿Cómo
son las relaciones entre distintos graffiteros? ¿Cómo es el mundo
del graffiti en La Habana?
Danilo: Los
otros graffiteros no entendían, al principio, veían en mi firma
algo que no tenía sentido estético de graffiti como tal, yo tuve
que buscar una cosa netamente cubana, que no saliera de aquí: la
palabra misma graffiti tiene una construcción de Europa, de otros
países en candela, y me di la tarea de tratar de ser lo más
original posible, con el mismo personaje del sexto, en la letra...
Antonio: Bueno,
no solamente el dibujo, porque aquí hay todo un mensaje, hay textos.
O sea es una conbinación de varios factores, es un poco distinto del
típico graffiti. ¿Desde un principio tuviste esta idea o fue algo
que fue evolucionando de esa forma?
Sexto: Creo
que fue evolucionando. Yo tampoco tenía tantos esquemas en la cabeza
de lo que es el hiphop; porque yo tengo esas dos influencias del
hiphop y la música electrónica, que pa mí es la vida misma.
Antonio:
¿Has encontrado en alguna institución algo, evidentemente no van a
tener el mismo discurso tuyo, pero has encontrado algo similar a tu
obra o no?
Sexto: No.
Lo he encontrado por la calle, a un muchacho que se fue a España y
también hizo trabajos como el mío, “ReVés con v de victoria”,
ese es de los más contestatarios que he visto.
Antonio: ¿Cuál
es la importancia que ves en el momento presente, y quizás un poco
al futuro en tu obra, en el graffiti?
Sexto: La
importancia que tiene es que el mismo hecho de ser la voz
underground, la voz de la misma juventud, porque hay cosas que yo
reflejo en los flayers y que no son la opinión solamente mía, sino
de la gente que me rodea como grupo social, como el caso del flayer
de Rotilla: “Me quitaron Rotilla”. Yo creo que la importancia
que tiene eso es un mensaje libre: tratar de que las personas que no
tienen el conocimiento empaticen con lo que estamos haciendo y
sintiendo ahora. Y a las personas que sí se preocupan y piensan que
la gente no se atreve a nada y no hace nada, les caiga el flayer en
sus manos.
Mi preocupación
principal también siempre fue la de trabajar solo para que nadie me
pudiera decir después que recibía dinero de tal lado, o me mandaba
tal persona. No, yo me mando yo, al contrario de aquel, que sí lo
mandan a donde estoy yo, que necesita patrullas, policías, armas,
prisión, pa controlarme a mí, y para ganarle a él yo necesito
latas de pintura, la verdad de mi arte y este papelito... es fácil,
con mi parte yo los parto en dos, porque lo estoy demostrando, aquel
tiene que estar inventado cosas y mentiras por detrás para que no
llegue a donde temen que llegue.
Antonio: Una
pregunta, Sexto, cuáles han sido las amenazas o las advertencias,
porque muchas veces ellos, la Seguridad del Estado, dice que no
amenaza, sino que hace advertencias. ¿Cuáles son las advertencias
que tú has recibido?
Sexto: Niguna.
Advertencia no hubo. Ellos se tiraron en mi casa, seis de la tarde y
nueve de la noche, en Arroyo Arena. Y mi mamá está bajo pánico y
tienen a un vecino amenazado, nada más que yo llegue al barrio, él
los tiene que llamar.
Antonio: ¿Y
quiénes van? ¿La policía o la Seguridad del Estado?
Sexto: Yo
creo que es la policía. Se tiran en patrulla ahí al momento. Y
preguntan por mí. Les dan el teléfono para que den mi localización.
Lo que pasa es que yo soy un tipo que me muevo de un lado a otro. Lo
mismo aparecen flayers en el Cerro, que aparecen en San Miguel y
ellos se vuelven locos con eso. ¿Cómo me puedo mover tanto? Eso es
sencillo, yo soy de a pie, cojo una guagua hasta la última parada y
voy tirando flayers por la ventana. Y la gente dice, qué estará
tirando ese. Podría ser promoción de música. Para nada. Es flayer
por la cara.
Antonio: Realmente
te estás convirtiendo en el Zorro de La Habana...
Sexto: Alguna
forma tenemos que inventar para hacer llegar nuestro mensaje. Y de
cierta forma ha tenido efecto, porque hay gente que me ha visto y ha
leído los papeles, y me han dicho que tengo que nener cuidado que me
voy a meter en candela porque mi discurso está superloco, imagínate
tú.
Antonio: Yo
creo que es un momento en el que hay muchas personas, sobre todo
jóvenes, pero menos jóvenes también, de todo tipo de ciudadanos
que sienten como la necesidad de espacios más amplios donde se pueda
decir las cosas y no tener que vivir bajo esta presión que estás
comentando, que tú mamá esté nerviosa, que piensen que en
cualquier momento te va a ocurrir algo. En Sats, de alguna forma
estamos pretendiendo abrir esos espacios. No es simple. ¿Qué crees
tú?
Sexto: Poco
a poco nosotros hemos ido ganando espacio. Lo hemos ganado nosotros
mismos con nuestras propias cosas, o sea, que ya no necesitamos el
autorizo de nadie. Es con nuestros mismos esfuerzos que nosotros
podremos llegar a ganar más todavía. Es con nuestras mismas cosas
que nosotros podremos quitarles el espacio que ellos tienen. Hasta
que no tengan forma de rebatirlo. Porque contra un pueblo, contra la
opinión de muchas personas... tú te das cuenta de que hechos están
conscientes de que la opinión de la mayoría está en contra. O sea,
que en la medida que nosotros podamos atrevernos es que vamos a ir
ganando esos espacios. Y lo hemos demostrado.
Antonio: Los
otros días, cuando pasamos a las preguntas con el público, alguien
preguntaba que si ellos se consideraban opositores o no. La respuesta
de Adrián (Monzón) fue que él se consideraba un emprendedor pero
que sentía una oposición en frente a él que no lo dejaba ser un
emprendedor. ¿Tú te consideras un opositor, un emprededor, un ser
humano que quiere ejercitar todas sus libertades...? ¿Cómo te
concibes tú, tú y tu arte, en este caso?
Sexto: Yo
me considero un ser humano que necesita expresarse ante todo. Y lo
único que puedo hablar yo es lo que me rodea. Los casos sociales,
las cosas con las que me crié, dónde vivo, quién soy. No puedo
hablarte de China ni nada de eso, tengo que defender mi punto de
vista, de donde salgo. Yo creo que sí, que soy un opositor o lo que
sea que ellos me quieran llamar, ese nombre que ellos quieran
inventar, ya eso está por la parte de ellos. Yo sí voy a seguir
haciendo lo que hago, hasta que me cueste la vida, desgraciadamente.
Antonio: Qué
mensaje tú le darías a los dirigentes de Cuba, si les tienes que
dar un mensaje corto, cuál mensaje tú les mandarías?
Sexto: El
mensaje es que la evolución es imparable. Como el día viene detrás
de la noche, como viene el invierno, después viene el verano... es
que ya su tiempo pasó y en el tiempo de nosotros, no nos vamos a
quedar esperando a que ellos determinen o no ese tiempo de nosotros.
Vamos a cogerlo porque es nuestro, como ellos cogieron el de ellos.
Ellos no pensaron que era prohibido, ellos tomaron medidas, que
estuvieron bien en su tiempo, una reforma agraria, cambiaron la
constitución y no les importó nada. Ahora a nosotros no nos va a
importar nada tampoco. Esa pared se va a ir derrumbando poco a poco,
con el arte. Yo soy de la opinión de que no necesitamos armas ahora
mismo, lo que necesitamos es que la opinión nos respalde, que la
gente nos apoye.
Antonio: ¿Entonces
sientes que la pared se está derrumbando?
Sexto: La
pared se está cayendo ya en pedacitos, lo que le queda es mierda. Y
la vamos a derrumbar completa y vamos a mostrarles nuestros
propósitos para un porvenir, para nuestros hijos, para nuestra
familia. Vamos a acabar con ese miedo que tiene la población, ese
miedo al cambio.
Antonio: Es
imposible vivir con tanto miedo.
Sexto: La
prueba es que se puede llegar. Porque si no, no fuese posible que
estuviéramos hablando ahora mismo delante de una cámara, hacer un
graffiti. Pero si no se atreven... Si aquellos llegaron cómo
nosotros no vamos a llegar. La gente tiene que terminar con el miedo,
tiene que luchar, y darse cuenta de que el que está al lado piensa
igual, al final hasta el mismo policía tiene que ponerse de parte de
la gente. Aquí no hace falta armas para nada, hay que cogerse de las
manos, abrazarnos y decirnos BASTA YA, que nadie quiere seguir con
esto. Hasta cuándo tú vas a dejar esta baba.
Antonio: Yo
creo que es muy interesante el momento que estamos viviendo. En cada
país hay puntos de inflexión que empiezan a cambiar la realidad y
ya, de hecho, se está cambiando la realidad. Hay muchas cosas que
están pasando a la misma vez, hoy mismo, en Cuba, en grupos
independientes, en artistas, en intelectuales, escritores, músicos...
Realmente creo que el tiempo ya llegó y soy optimista. Yo creo que
como tú decías las cosas en el futuro van a estar mucho mejor que
cómo están ahora en el presente. Lo principal es la sinceridad y
honestidad entre la gente, que la gente se pueda hablar sin mucha,
sin tanta máscara, hay demasiadas máscaras aquí en Cuba. Y creo
que ya es tiempo de que eso termine.
Quisiera pasar a
que nos mostraras algo de tu obra.
Y para cerrar, qué
le quiere decir El Sexto a sus fans? Y a los no fans...
Sexto: A
los seguidores, y a los no seguidores les diré que voy a seguir con
la verdad en alto. Con la verdad todo el tiempo. Y ahora se me
ocurrió un flayer nuevo: “Estado de Sats y El Sexto, son una sola
fuerza”.
De
cómo el Hombre Invisible se encontró con El Sexto y le recitó un
poema para que lo hiciera visible
Oh
Robinsones
Los
compadezco
Y
lloro por 50 años
Inundando
con mis lágrimas su islote de pesadillas
Les
regalaría mis mejores sueños para que fueran felices
Mis
sueños tienen dinamita
Muchos
explosivos
Cargamento
inflamable
De
los que ningún buque quisiera hacerse responsable
Y
obsequiarles todas estas bombas salvadoras
Ponedoras
de puntos en millones de bocas serviles
Que
han probado la sal amarga y aún dicen que es buena
Cojan
Cojan
toda esta carga
Y
detonen el islote de punta a cabo
Fúmenselo
como si fuera un tabaco mal torcido
Aspiren
fuerte
Enciendan
por donde más le guste
Apliquen
la tea incendiaria a todas las ideas de muerte
Que
ningún dios los va a castigar
Por
el contrario
Hará
realidad la voluntad de muchas deidades
Que
los han abandonado
Porque
el material de su islote se ha hecho pésimo
Y
no pertenece a ningún reino de la existencia
Y
se han ido a descansar a otros cielos
Bien
lejos de este quejido hecho isla.
Robinsones
Los
entiendo
La
tristeza aparece cuando la tierra te olvida y te deja vivo
Sin
cambio, sin muerte
Te
niega el boleto a otras tierras más afortunadas por el sol siempre
sagrado
Este
es su castigo robinsones melancólicos
Los
han puesto a vivir entre muñecos de pesadillas
Que
lloran de alegría y ríen de odio
Oh
Robinsones
Los
dioses han abandonados sus sueños
Porque
ustedes
tienen puesto los pies en tierras equivocadas
Y
por lo tanto las cabezas en cielos inexistentes
Por
eso destruyan
Hagan
algo real de esta isla
Pónganse
en tela de juicio
No
teman a las arañas del poder
Que
ustedes no son insectos
No
se dejen asustar por las ideas de las hormigas obreras
Que
nunca son un ejemplo a seguir
Las
hormigas reprenden al sensible y talentoso grillo
Dador
de alegría al monte
Pues
no aprueban nada que no sea trabajo, esclavitud
Y
mucho menos música, arte o vivir por vivir
Que
es lo que a ustedes Robinsones les desearía por siempre
Cuídense
de las abejas también
Peligro
Pues
llevan
el riesgo sobre sus espaldas desde que nacen
La
cárcel hecha de panal
Protéjanse
Invoquen
al oso interior de la libertad
Transfórmense
Contemplen
esa posibilidad
El
oso
Símbolo
de la libertad, olvido y abandono
Que
rompe cada cierto tiempo un mundo triste para darse un gusto
Sin
compasión
Ni
cuidados
Oh!
Robinsones
En
su posición es
preferible ser como los osos
Destruyan
su alrededor
No
dejen vestigios
Pónganse
el traje de oso
Si
las bombas y el material inflamable no son suficientes
Entonces
usen garras y dientes
Infundan
terror
Párense
en dos patas
Rujan
Que
cuando su islote-panal sean solo pedazos y cenizas
El
cielo
Se
rasgará levemente, lentamente
Y
comenzarán a aparecer los dioses
Con
todos los amaneceres
Y
alegrías tan esperadas
Por
más de 50 años…
Román
Gutiérrez
La inauguración de la exposición del grafitero Danilo Maldonado Machado, alias El Sexto, el sábado 29 de octubre a las cinco de la tarde en el apartamento de Gorki Águila, líder de la banda de rock Porno para Ricardo, fue un suceso de connotación extra artística, un acto gremial de solidaridad con el creador, detenido, golpeado y amenazado días atrás por agentes de la Seguridad del Estado.
Más de sesenta personas, predominante jóvenes, desafiaron la lluvia para llegar al apartamento 5 del edificio 4204, en la calle 35 entre 42 y 44, Playa, La Habana, donde El Sexto, Gorki y artistas invitados le echaron mano a la fraternidad, frente al manojo de rostros, caricaturas, trazos y dibujos que configuran una singular iconografía urbana, heterodoxa y desafiante.
Hasta los rostros, en cartulina o lienzo, llevan un trazo escritural, propio del grafiti y la caricatura, especialidad de Maldonado, quien domina el oficio y la síntesis expresiva. Integraron la entrega plástica algunos dibujos en las paredes, una patrulla de la policía, composiciones de imágenes, el rostro del creador con el gallito en la cabeza y el excelente cartel de presentación.
La música, el apretón de manos, las charlas de amigos en el balcón y la firma de pullovers por El Sexto redondearon la entrega. El resto estuvo en la atmósfera de los asistentes, en la energía juvenil –“bomba” según los chicos- y el desenfadado intercambio con relación al grafiti, el país y lo sucedido al creador, quien mostró el video filmado en casa de Kcho, pintor del gobierno, a cuya residencia fue llevado para ser adoctrinado por los mismos agentes que lo secuestraron días antes.
Llama la atención varios rostros pintados por El Sexto: ingenuos, relajados, asustados, con gallito; rostros Sin Motivo y Motivado, con cartel (“perdí el temor: mátame”; Estuve-estoy). O imágenes textuales: “Si quitas este papelito te tiro una foto desde atrás”, “Para ganarme a mi tú necesitas armas, policías, cárceles; para ganarte a ti yo solo necesito spray y este papelito”.
Las obras testimonian la aparente ligereza y el mensaje crítico y paródico de la realidad cubana, a tono con la misión del grafitis, marcado por la necesidad de expresión y el espacio urbano utilizado: las paredes de lugares públicos. En El Sexto Verdad, leemos: “Al parecer, están prohibidos los grafitis, pero no los letreros de Con la guardia en alto y Vamos bien, ni las siglas repetidas de los CDR e Industriales Campeón y los Cinco prisioneros…Así que se me ocurrió llenar distintos lados con el grafiti de la palabra Verdad, para ver cómo los del Estado tachan o borran todas esas letras, lo que significaría una tachadura diaria de la Verdad por parte de los de arriba…”
Además del grafitero homenajeado y de Gorki Águila, compartieron la velada del sábado 29 de octubre, Charly Mucha Rima, Cuentas Claras, Maikel Extremo, Jimmy con Clase, BJW y otros representantes del hip hot, así como fotógrafos, escritores, periodistas independientes y blogger alternativos.
Work by Cuban graffiti artist Danilo Maldonado aka El Sexto.
EL SEXTO: Cuba’s Next Graf King
Danilo Maldonado may be the new face of revolution in Cuba, but he’s no politician. As El Sexto, he’s one of Cuba’s most notorious graffiti artists, and he finally shares his undiluted story.
Words: Aimstar
Images: Courtesy of El Sexto
Images: Courtesy of El Sexto
El Sexto means the sixth in Spanish. It’s also the title of the fourth novel by Peruvian writer José María Arguedas based on his experience being held captive in a Lima prison during the dictatorship of Oscar A. Benavides. When it comes to the art world, El Sexto is a play on Cuban political propaganda by the infamous graf king and art activist, Danilo Maldonado, who tags the name and his elaborate manifestos throughout the city of Havana. No stranger to the downsides of making street art, El Sexto shares all in his first interview since being apprehended—he says “kidnapped”— by Cuban government officials for his creative movement that is steadily building momentum.
Graffiti is not foreign to Cuba, why is your work causing so much attention in Cuba right now?
My work has an impact because I have repeated my process endlessly throughout the city, without respecting the partitioning of state space: walls, ruins, buses, signs, institutions. My work breaks the inertia of social discipline imposed upon by the powers that be: it is rebellious by nature. The El Sexto tag also makes a mockery of an official campaign for the release of five supermen (the so-called 5 Héroes prisioneros del Imperio [5 Hero Prisoners of the Empire] convicted of spying on the Cuban government in the US).
I read in the Havana Times that the government said: “Only the graffiti created after having received the approval of a State institution are valid and can be considered art, while the remaining ones lack cultural value and act only to deface public property.” Why not just get the approval of the state institution then, rather than go rogue? Why is doing it anyway so important to you?
I believe in an art that is true to self, free of cultural bureaucracy, without relying, much less bowing down to ask permission to do it, which ultimately, is the latest form of official censorship against freedom of expression, for independent artists. Graffiti was born spontaneous, authentic, very real, provocative and without anyone needing to legitimize it beyond the talent and spirituality of the author. In this case, me.
You’ve become quite infamous as a rebellious artist. How many times have you been arrested for your art? Can you remember the first time?
I’ve been arrested twice. The first time was a few months ago when I was in the middle of making a piece in front of a full government body of ministry officials and police personnel, who literally chased me through the corridors and atop the roofs of the neighborhood (the type of chase that makes for a bad Hollywood movie). I was released the same day with a fine of 60 pesos. The second time was a couple of weeks ago and it was more like a kidnapping, from capture to the sudden release, without providing the documentation required by Cuban law. In both cases, they handcuffed me to drive.
Were you really kidnapped?
I left my home in peace, without tagging, just two blocks from my home. It was a police car, but with a common Lada body, with four people in it, who did not identify themselves as cops and were dressed in civilian clothes (I was shown a card at the speed of light and I could not even read it while being reduced to the force of two strong men). I was taken to the police station at Zapata and C [streets] in the El Vedado neighborhood, which is very far from my residence in Arroyo Arenas. When my mother went to the Policía Nacional Revolucionaria [the national police department office] to find out what was happening, she was notified that my name was not in any authority record. My mother thought then that it was a mob vengeance against me (for money or for something otherwise marginal) and was terrified.
At the station, I removed all personal belongings, flash memory cards, cards, money, etc… I learned about a voluminous file against me, as thick as the Bible. One expert took nail samples from me to identify traces of paint (they had taken samples of my spray graffiti in the city earlier). They questioned my loyalty to the “Five anti-terrorism heroes who had fought so that my family did not fall” (I have a work that asks parodically, “Devuelvan mis 5 Euros” ["Return my 5 Euros"]. They also criticized the sentiment of my other graffiti and flyers, saying things like, “You strike out my things, I trash yours.”). The next day I was transferred to the 10 de Octubrearea (even more distant from my home). Only then did my family have some information about me, but I could not see them until the third day, when I stopped eating in protest against such arbitrariness (they never even let me make a phone call or request the services of a lawyer). They questioned me about my most controversial friends (bloggers, musicians, photographers activists, civilians) and about my income outside the state. They emotionally blackmailed my mother and sister. They filmed and coerced me to sign several documents. On the fourth day, I was suddenly released, thanks in part to a media campaign by my friends and supporters on the Internet. When I got home, I discovered that they had confiscated my only laptop, flyers, sprays and my stencils, without the proper official documentation.
Do you see yourself as an activist or a social change agent? If yes, what are you hoping to change?
I hope to change the mono-system that exists in Cuba. On the streets, you’re only legally allowed to post graphic backgrounds that are political and over-saturated, in praise of the revolution and its leaders and ideological ridicule of the United States. The most criticized are inspired by Hip-Hop, Rock, Punk, among other manifestations underground (including, of course, rebellious graffiti), which all suffer daily censorship.
Can you describe the moment you decided to become an artist? And why graffiti?
I am an artist who has been painting since I was a child. I did not choose; the art chose me, I have no control of that phenomenon. Graffiti broke into my work in 2008, when I took one spray in my hand by chance, and by a sort of spell or“brujería cubana” [Cuban witchcraft], I could not release him while he had a drop of paint in him for free artistic expression on the canvas of my city. I love my art. I’m sick from it—very serious. And I do not want to heal or be cured.
Were you trained in the art world, how did you learn to build this skill?
From childhood, I have taken courses in Art History. I had a professional crafts workshop. But I still feel that I am an empirical and intuitive creator. The explosive power in Cuba called “bomba” (corazón) [heart] can not be taught in any school. It is the artistic skill acquired by painting promiscuously without stopping.
What was your favorite piece to create and why?
One of my first tags as El Sexto, no less, is stamped directly opposite the National Capitol, in a very central and symbolic place in Havana. Interestingly, this work has never been deleted (while those in other areas such as in El Vedado, have been).
You once wrote, “Yo solo necesito spray y este papelito…“…”I need my spray and my paper…” What else is in your tool kit? What can’t you work without?
Basically, stencils and sprays. I like to work with the best in the world, but in Cuba, it is impossible to be addicted to any brand name. More and more I fear the possibility of not having the material for my artistic expression, they are expensive and is freely convertible currency. Solidarity among colleagues is often low in Cuba. They are afraid to be “marked” as conflicting with cultural institutions to which they belong. Exiled Cuban artists almost always have the most work, while alternative projects in Cuba are suffocating. All international solidarity is welcome. But if one day I run out of paint, I’ll try to make myself absurd so as not mute. Although they will be of poor quality, and each piece will only last one day, I’ll find a way to do it, even if I have to do it with my own blood (several performance artists in Cuba have chosen this limit).
Tell me who El Sexto is, and how did you come up with your name? What does it stand for?
El Sexto is a kind of Robin Hood who left the “noise of the people”. El Sexto is any Cuban anonymous face who survives facing our social commitment, and so, El Sexto is everywhere and from everywhere, responding to the alienating media campaign (which takes more than a decade) of slogans for the release of the five US-convicted spies.
Do you think young people see your work differently from older generations of people? Any hope in bridging the gap?
I think not only young people capture the deeper meaning of my graffiti. That is the big concern for those in power (and who also understand the aesthetic indicative of my work very well). Graffiti’s barriers are at the neighborhood level. It’s a sympathy wave that adds up. It comes from a demagogic elitist thought, but is popular.
Graffiti, just like Hip-Hop, started in the states as a Brown and Black expressive culture that has since expanded to include others. What do you think graffiti means in Cuba? Is complexion a factor?
I don’t think so. There are no distinctions of race or folklore to appreciate my work at the moment. Cuba is a nation where everything is mixed, so there is no question of caste, except for the political position. Then, only, is there a distinction between ordinary people and top officials, among the dispossessed and the despots, among consumers and the censor.
Art is a huge movement in Cuba it seems, with so much talent coming from the island. Do you feel there is a strong community of support for your work?
The support provided is scarce, because unfortunately, solidarity prevails only among the already censored for power’s sake. It is still a distant day when the Cuban cultural field learns to respect artists for their works, not their political or personal taste, and so on. In this sense, there is much cultural apartheid in Cuba. We do not know the joys of a free reading of art.
Any plans to take your art overseas? And do you plan on signing with a gallery?
Zero plan. I’d love to, but I’m stuck on the island of permits. In any corner of this city at night, as I’m spreading the spray-virus of El Sexto, I open my phone +53-53869863 (often without credit, which is also in hard currency) for the best healers in the world. Call me as l put up murals on the brick wall galleries of Havana…!!!
Who are some of your early influences, and who are some of the artists that you like and respect dearly?
I think the original artists, who posted in caves now found in the bowels of the Earth, regardless of history. In contemporary times, I keep the duo Basquiat, Banksy.
Tell me about your upcoming exhibition, what is it called and what’s it all about? What are you trying to say? How many pieces, etc…?
My most recent exhibition is called No Son 5 [There aren't 5]. It consists of the chronology of my flyers from the beginning—self-portraits on cardboard and canvas, spot graffiti on the walls of the alternative gallery, pictures of my own urban works and a performance projected on TV by some of the artists and bands censored by official media in Cuba today (in the exhibition, but in other enclosed public access), like Raudel of Eskuadrón Patriota, Luis Eligio and David of Omni Zona Franca, Porno Para Ricardo, Maykel Extremo, Ana Olema, Bárbaro El Urbano Vargas, Jimmy con Clase and several DJs. It was a great party and a free space to tell the disciplinary institutions that independent art in Cuba is alive and does not need them. It was twice the exposure at the opening (Saturday October 29, 2011). There was even a cumbersome operation of motorcycles and undercover agents on the blocks around, but that did not intervene because of the high number of guests and because we were tweeting live from our phones. Despite the Cuban Paleolithic Internet, the world follows us and we follow the world.
Are you afraid of the backlash you will receive from this exhibition?
I have more fear of not being who I am, not to manifest and share everything that I have inside. I believe that despite the pressures (I was interviewed by two security officials days before the opening, who led me to the official residence of the famous artist Kcho), the exhibition will be a milestone that marked a before and after in me and my work. Paradoxically, the more active a rebellious artist, the more protected against the power they may be because the visibility is often what saves him from the arbitrariness of the authorities.
How old are you, not that it matters… I’m just curious.
28. I was born on April 1, 1983.
Do you think you are the best graffiti artist in Cuba right now? How do you see yourself?
I do not know if I’m the best, but I’m the one that has fun playing the roles. It even worries the political censors of the proletariat paradise. I look like a dreamy child in a quest to conquer and take over the places that I dwell with my tag.
Will you promise to let me host your first exhibition in New York?
Of course. Of course…
Images courtesy of El Sexto.
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