El Sexto, un preso de Castro por tratar de hacer arte en Cuba
El
artista Danilo Maldonado Machado lleva ocho meses recluido en un
limbo legal en la penitenciaría de Valle Grande de La Habana. No lo
abandonemos.
ORLANDO LUIS PARDO LAZO 31 AGOSTO, 2015 A LAS 10:13
El Sexto, víctima de una injusta prisión, mantiene su espíritu en alto.
Su
	nombre es Danilo Maldonado Machado. Pero no es su nombre, sino su
	firma en todas las paredes de La Habana, la que resulta un emblema
	inconfundible, tanto en la Cuba desconectada como en el resto del
	planeta con internet: El
	Sexto.+
Desde
	diciembre de 2014, el graffitero El Sexto es un rehén del general
	Raúl Castro. Hoy, a la vuelta de ocho meses recluido en un limbo
	legal, El Sexto es un ejemplo más de cuán miserables son las
	reformas castristas para implantar un capitalismo castrense, sin
	consultarle al pueblo cubano, el que por lo demás nunca eligió a
	los Castro para que se perpetuasen en el poder.+
El
	Sexto, para colmo de crueldades, está preso en la penitenciaría de
	Valle Grande —en las afueras de La Habana— por un performance de
	protesta que él ni siquiera pudo realizar, pues lo arrestaron de
	manera preventiva, como es práctica usual de la Seguridad del
	Estado (el temido G-2 o policía política).+
“Rebelión
	en la Granja, in
	memoriam”,
	se iba a llamar su performance cívico-artístico que nunca fue.
	Incluía a dos cerditos decorados con el verde oliva típico del
	ejército y la inteligencia castrista, bautizados con pintura
	respectivamente como “Fidel” y “Raúl”, los que serían
	puestos a pasear por el Parque Central de La HabanaEs obvio que la
	sátira no le gusta a ningún sátrapa. La Revolución y la risa son
	contrarios irreconciliables. El socialismo es tan serio como un
	cementerio.+
Sin
	perspectivas de cuándo será encausado o juzgado, o al menos de
	cuándo podrá contar con abogados que no se comporten como agentes
	del Gobierno, Danilo Maldonado Machado, El Sexto, ha decidido la
	autoagresión como último alegato de su autodefensa: se declaró
	plantado en una huelga de hambre hasta que se tome una determinación
	oficial sobre su caso.+
En
	Cuba hay decenas —de hecho, cientos— de prisiones al peor estilo
	de la base naval norteamericana en Guantánamo, con la diferencia de
	que todos esos Gitmos castristas
	son propiedad del Estado cubano. En esas prisiones se ha torturado
	con impunidad durante décadas, y hasta hoy ha sido imposible una
	inspección independiente por los relatores de derechos humanos,
	tanto nacionales como internacionales.+
En
	esas cárceles han muerto incontables hombres, tanto culpables como
	inocentes, por condenas políticas y comunes, asesinados a
	bayonetazos y dejados morir en huelgas de hambre, rematados por
	enfermedades curables, empujados al suicidio y la locura, y un
	escalofriante etcétera.+
Muchos
	de esos prisioneros cubanos han estado en la cárcel técnicamente
	secuestrados, pues los retienen más tiempo del estipulado por su
	sentencia, mientras que otros permanecen en prisión sin juicio e
	incluso sin cargos judiciales. Por eso en Cuba —ese “paraíso”
	mitad proletario y mitad policial— se sobrevive en una guerra
	incivil incesante: la del Estado en contra de sus ciudadanos. Y esa
	es la mejor definición de nuestro tétrico totalitarismo tropical.+
El
	graffitero El Sexto es hoy uno de esos cubanos que son castigados
	sólo para doblegarles su espíritu de resistencia y así
	aniquilarles la esperanza de vivir en la verdad. El Sexto es odiado
	por su coraje; es despreciado por la belleza imbatible de su
	expresión; acaso hasta sea envidiado por su alma como un arma de
	libertad.+
Y
	es que, entre esclavos, nadie es más denigrado que los seres
	dignos. Por eso, más que un campamento militar, Cuba recuerda
	siempre a un cadalso. Un vía
	crucis del
	que han sido cómplices la izquierda académica de medio mundo y
	también los movimientos de activismo social, ambos muy insolidarios
	con la causa pro-democrática de los cubanos.+
En
	una carta sacada clandestinamente desde la cárcel, El Sexto lo
	escribió mucho mejor que cualquier escritor cubano, con su sintaxis
	sincera hasta las lágrimas:+
Nunca el mal podrá contra el bien. Jamás las mentes retrógradas podrán contra las mentes libres. Nunca la violencia podrá contra el arte y la razón. La muerte nunca podrá contra la vida y el amor. Vivo alegre porque vivo sin miedo”.
El
	Sexto tiene una bebé de apenas un año a la que desde el 2014 no ha
	vuelto a ver. Por eso la dibuja con alas de ángel desde la cárcel.+
Por
	eso la sueña noble y libre detrás de sus barrotes de la barbarie.
	Porque esta huelga de hambre de El Sexto es ante todo por nuestro
	futuro, para que las generaciones siguientes no tengan que inmolarse
	bajo el apartheid despótico de la decadente dictadura cubana.+
Tu
	solidaridad ahora, más que importante, es vital. Cada día cuenta
	para un cuerpo encarcelado que se niega a comer.+
Tu firma ahora
	por El Sexto es una firma por una Cuba sin la gerontocracia del
	Partido Comunista secuestrando a perpetuidad los destinos de nuestra
	nación. Tu
	solidaridad ahora
	con el arte contestatario cubano es tu solidaridad en contra de las
	mil y una injusticias del llamado “Socialismo del Siglo XXI” en
	todo nuestro hemisferio.+
No
	lo abandonemos ahora en este batallar continental: El Sexto encarna
	una causa del lado correcto de la historia contra los usurpadores de
	la libertad latinoamericana.+
---
Orlando Luis Pardo Lazo
Orlando
Luis Pardo Lazo es un escritor y fotógrafo cubano, miembro visitante
del Proyecto Internacional de Escritores, y profesor adjunto de la
Universidad Brown. Sígalo en Twitter: @OLPL,
y su blog Lunes
de Post-Revolución.

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